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Historia/mito de Crono

Laura Cabrera Guerrero
Historia del Arte
De acuerdo con la mitología griega, Crono (Saturno en romano) es el menor de los primeros doce hijos que tuvieron Urano y Gea: los titanes, conocidos también como la segunda generación de entidades primordiales. A veces se lo confunde con Chronos, el dios del tiempo (de ahí las palabras cronómetro, cronología), y aunque la raíz sea similar, se trata de divinidades diferentes. En las representaciones artísticas, es habitual representarlo en momentos clave, como la castración de Urano, devorando a alguno de sus hijos, engañado por Rea o durante la Titanomaquia, episodios que ahora explicaremos.

El Cielo y la Tierra

Urano, la deidad del Cielo, y Gea, la deidad de la Tierra, tuvieron muchos hijos. En primer lugar vinieron los titanes, doce hijos (seis varones y seis hembras) guapos, fuertes, inteligentes… sus padres estaban muy orgullosos, sabían que el destino sería sin duda próspero para ellos.

Ilusionados ante la idea de ir poco a poco poblando la Tierra, aún tan solitaria, Urano y Gea engendraron a más criaturas, a trillizos.

Inicialmente, fueron los cíclopes, seres gigantescos y no muy agraciados en este caso, a Urano no le fascinaban tanto como sus primeros hijos, pero gracias a ellos, aumentó su poder, y pudo desatar tormentas.

El problema vino con los siguientes trillizos, los Hecatónquiros, seres abominables con cien brazos y cincuenta cabezas. Eran gigantescos y terribles.

Urano quedó impactado al ver estas terribles criaturas, y prácticamente no los dejó nacer. Con violencia, tratándolos a patadas, los empujó de nuevo a las profundidades de la Tierra, los encerró en el Tártaro.

Gea amaba a todos sus hijos por igual, y la actitud de su querido esposo (y a la vez hijo) Urano no le gustó nada. Deseó vengarse, y por eso fabricó una afilada hoz y empezó a pedir ayuda a sus hijos uno a uno. Aquél o aquella que se atreviera a enfrentarse a su padre, gobernaría el cielo junto a Gea, esa era la promesa de la entidad primordial de la Tierra.

Sus hijos debieron decepcionarla profundamente, pues a medida que hablaba con ellos sobre vengarse de Urano, estos se negaban en redondo o declinaban su oferta educadamente. De un modo u otro, ya fuera por miedo, respeto, o el no querer meterse en problemas, la respuesta era siempre no.

Hasta que, una cada vez más desesperanzada Gea fue a dar con su hijo Crono. Para sorpresa de su madre, Crono aceptó el trabajo, deseoso de arrebatar el trono a Urano.

Siguiendo las indicaciones de Gea, Crono esperó el momento oportuno y con la hoz le cortó los testículos a su padre, que gritó como nunca de dolor. Así se produjo la separación entre el Cielo y la Tierra.

Un nuevo reinado

Urano, ya derrotado pero con las últimas fuerzas que le quedaban, lanzó una maldición a su hijo, diciéndole que tendría el mismo final que él, pues también sería destronado por uno de sus hijos.

En un principio, estas palabras no afectaron en absoluto a Crono, que con la dicha del momento, lanzó los genitales de su padre con fuerza hacia el mar, sonriendo de oreja a oreja, pensando en el nuevo estatus de poder que había alcanzado.

Sin embargo, estas palabras acabaron afectando a Crono más de lo que a él le gustaría reconocer…

Urano se casó con una de sus hermanas, la titánide Rea. Juntos, reinaron en lo que se conoció como la Época Dorada de la mitología, una época en la que no era aún necesario implantar leyes, pues todos hacían lo correcto.

Crono no lograba ser del todo feliz en su nueva posición, no se sacaba de la cabeza las palabras que había pronunciado su padre, y que además Gea vaticinó que se cumplirían.

El titán no estaba dispuesto a ese final, haría todo lo posible por impedirlo.

La locura de Crono

Aquí es cuando comienza la locura de Crono.

Comenzó encerrando en el Tártaro de nuevo a los Hecatónquiros (por si acaso, tampoco le gustaban nada esas bestias), y también a los cíclopes.

Gea no debía estar muy contenta, había sido peor el remedio que la enfermedad.

Y cuando Rea se quedó en cinta y empezó a traer a preciosos retoños al mundo, Crono los devoraba uno a uno, le exigía a su mujer que se los entregara.

Primero devoró a Hestia, luego vino Hades, Poseidón, Deméter, Hera.

El hijo pequeño

Rea estaba ya cansada de la actitud paranoica de Crono, por eso, cuando volvió a quedarse embarazada, huyó a la isla de Creta y tuvo al menor de sus hijos allí, en secreto. Lo llamó Zeus.

Con todo el dolor de su corazón, Rea sabía que debía dejar allí a su pequeño, de lo contrario Crono también lo devoraría.

Rea regresó junto a Crono, y cuando este le exigió al bebé, ella le dio una roca envuelta en unos pañales.

El padre, sin ningún tipo de miramientos, cogió la roca y la ingirió sin mirarla. Había caído en el engaño.

Pasó el tiempo, y cuando Zeus ya tenía una edad adecuada y la suficiente fuerza como para enfrentarse a su padre, sólo entonces regresó.

Hizo que Crono tomara un bebedizo, que lo hizo vomitar, primero aquella roca y después a sus hijos, uno a uno.

Zeus y sus hermanos se aliaron para enfrentarse a Crono y al resto de sus hermanos, los titanes. Por eso se llama a este importante episodio mitológico la Titanomaquia.

Los dioses vencieron esta guerra, y encerraron a los titanes en el Tártaro.

Zeus, como Crono en su momento (también el menor), acabó convirtiéndose en el dios más poderoso. Y él y sus hermanos formarían la tercera generación: la de los dioses olímpicos.

El desenlace de Crono

Otras versiones cuentan que Crono no fue encerrado en el Tártaro junto al resto de los titanes, si no que Zeus lo venció y únicamente desterró del trono, y su padre vagaría por el mundo, triste y solo, hasta que recibiría el cobijo de Jano, un rey que gobernaba en la zona de Lacio. Este lo acogió en su casa con una condición: que Crono ofreciera a su pueblo valiosas enseñanzas.


Autora

Escrito por Laura Cabrera Guerrero para la Edición #11 de Enciclopedia Asigna, en 02/2014. Laura es estudiante avanzada en la carrera de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona. Aficionada a leer y escribir sobre la historia, el arte, la mitología, la música y la literatura.