Fernando Pessoa está considerado como una de las plumas más brillantes de su patria, Portugal.
Pessoa ha despertado admiración por su producción literaria tan singular y única y a la par ha generado una enorme curiosidad porque se trató de un autor que en la mayoría de su obra no firmó per se sino que utilizó otros nombres, e incluso, haciendo uso de ese anonimato se permitió criticar sus propias creaciones.
Lo que se dice un auténtico distinto.
Su vida fue ciertamente corta, falleció a los 47 años a causa de complicaciones hepáticas, sin embargo, su pronta desaparición física no melló a la hora de dejar una impronta y una influencia destacada en la literatura portuguesa y en las generaciones de autores posteriores.
Fernando António Nogueira Pessoa fue su nombre completo y Lisboa la ciudad que lo vio nacer un 13 de junio del año 1888.
Cuando era un infante aún, su padre fallece y ello asesta el primer golpe a la familia.
Al año fallece su hermano menor y produce otro duro cisma familiar.
Esta situación obligó a su mamá a hacerse cargo de la economía familiar como pudo y cuando Fernando tenía siete años ella vuelve a casarse con un diplomático.
Esta nueva unión implica la mudanza de la familia a Durban, Sudáfrica, por aquel tiempo una colonia inglesa.
Este cambio de cultura y de lengua lo acercará muchísimo a la lengua inglesa y a la producción literaria en este idioma.
Incluso, tiempo después, el dominio del inglés lo ayudará a desempeñarse como corresponsal comercial y traductor.
Cinco años después de comenzado el siglo XX, Fernando, decide regresar a su patria natal y ese regreso coincide además con la decisión de dedicarse a la actividad literaria ya de un modo más profesional, quehacer por el cual se había visto inclinado desde pequeño.
Como ya señalamos su obra es vasta y está compuesta por poemas de su autoría, traducciones y críticas literarias, entre otras.
A Fernando se le conocieron intereses por algunas mujeres, aunque jamás se casó y permaneció soltero hasta su muerte.
A algunas de sus novias les solía escribir cartas y también utilizaba nombres falsos y diferentes para firmarlas, generando serias confusiones con ellas.
Su muerte se produjo en Lisboa, en el año 1935, un 30 de noviembre, a causa de una complicación de tipo hepática, en tanto, se le atribuye ese desenlace fatal a la gran dependencia que mantuvo con el alcohol a lo largo de su vida.