Su existencia no fue una más en la historia de la monarquía mundial ni en la del poderoso Imperio Austro húngaro del cual fue príncipe heredero entre 1896 y 1914, porque su magnicidio fue el detonante de la declaración de guerra de Austria contra Serbia, y el inicio de la Primera Guerra Mundial, sin duda, uno de los conflictos armados más relevantes y cruentos del siglo XX.
Nació en Austria en 1863 y fue el hijo mayor del archiduque Carlos I de Austria, hermano del emperador Francisco José.
Fue asesinado por un extremista serbio en una visita oficial a Sarajevo, actual Bosnia Y Herzegovina, en 1914, por aquellos años parte del imperio austro húngaro, con motivo de las maniobras militares de verano.
Antes de recibir los disparos que acabaron con su vida y la de su mujer sufrió otros ataques por parte del mismo grupo extremista denominado La mano Negra.
Ambos fallecieron a los pocos minutos junto con el bebé que esperaban.
La condición que la pareja aceptó para poder casarse y que Francisco accediese al trono real fue que los hijos de la pareja no entrarían en la línea sucesoria ni obtendrían beneficios dinásticos por lo cual se convirtió en una unión morganática tras el enlace oficial.
Tuvieron tres hijos: Sofía, Maximiliano, y Ernesto.
O sea que además de un evento especial para la ciudad y la monarquía lo fue para la intimidad de la pareja.
Se manifestó siempre a favor de la paz y decidió no intervenir en la guerra de los Balcanes desarrollada antes de su muerte.
Tras su deceso, las guerras mundiales, y la crisis interna del imperio, marcaron el fin de una dinastía poderosísima que reinó por seis siglos.