James Cook es sin lugar a duda un emblema de la exploración británica a quien se le deben muchos aportes en el campo de la cartografía, especialmente del lado del Océano Pacífico donde destinó gran parte de sus expediciones.
Su trabajo cartográfico permitió conocer datos precisos sobre Oceanía, que al Polo Sur lo rodea una sola capa de hielo, y se identificó la posición y las características botánicas de lugares como Australia, diversas Islas del Pacífico, y Nueva Zelanda.
Por otra parte, este afamado explorador inglés estuvo a punto de descubrir la Antártida, pero lamentablemente no se llevó ese galón, de todas maneras, se sabe que estuvo muy cerca de lograrlo, dejándole la proeza a sus colegas rusos un siglo más tarde (XIX).
Pero la exploración y la cartografía no fueron los únicos intereses de este enorme personaje de la historia, sino que también destinó esfuerzos a avanzar en el conocimiento de la botánica y la medicina.
Su nacimiento se produjo un 27 de octubre del año 1728, en el condado de Yorkshire, en el seno de un hogar de campesinos.
Su incursión en las aguas comenzó producto del hartazgo de su trabajo como aprendiz en una mercería y de lo encantadores y atractivos que le resultaban los cuentos de los marineros.
Para la medicina realizó el gran aporte de avanzar hacia un remedio efectivo contra la enfermedad del escorbuto, tan común por aquellos tiempos entre los marinos y causada por la falta de vitaminas.
En su última expedición encontraría una muerte violenta al enfrentarse a un grupo de isleños luego de descubrir las Islas de Hawái a las que él denominó Islas Sándwich.
Si bien en un primer encuentro los isleños les brindaron total hospitalidad a Cook y cía., en la segunda visita, luego de intentar infructuosamente cruzar el estrecho de Bering, Cook, fue golpeado y apuñalado por los lugareños hasta la muerte, corría el año 1779.