Hoy hablar de feminismo o de igualdad de género es algo común y corriente, incluso son miles de millones las voces femeninas y hasta masculinas que hablan de ello, sin embargo, a mitad del siglo XX, era toda una novedad hacerlo, y hasta un desafío a la cultura machista que predominaba.
El hilo conductor de la obra de esta autora mexicana que abordó todos los géneros con un talento único y que ha sido declarada icono del feminismo latinoamericano fue justamente la promoción de los derechos de las mujeres, que en su tiempo, no estaban tan arraigados como si lo están por estos días.
A pesar de triunfar en la literatura tuvo una vida difícil, plagada de dolores y sinsabores personales, en la edad adulta: varios abortos, y la reiterada infidelidad de su esposo que la llevaban a atravesar períodos de profundas depresiones.
En su juventud, con tan solo 22 años, quedó huérfana y en la más absoluta miseria, y anteriormente tuvo que atravesar el dolor de la muerte de un hermano a causa de apendicitis.
De todos modos, esto no le impidió salir adelante y se graduó en la carrera de Filosofía, y finalmente, como describimos, triunfó como literata.
La tragedia la acompañaría hasta el final de su vida, poniéndole punto final a la misma a muy temprana edad, 49 años, al ser gravemente afectada por la descarga eléctrica de una lámpara con la cual se topó en su camino a responder una llamada telefónica apenas salida de la ducha.
Su corta existencia (1925-1974) no le impidió dejar su huella imborrable en las letras y en el feminismo, y mucho menos en su tierra natal Chiapas, donde fue y sigue siendo muy venerada.